Cuidados al adquirir deudas para emprender 

03.03.22 02:13 PM By Jennifer

Con el comienzo de una iniciativa de negocios vienen preguntas importantes: cuál será mi vía de financiamiento y cuánto debo usar de esa alternativa

 

El emprendimiento ha tomado fuerza en el mundo entero y también es muy importante en República Dominicana. De allí que cada vez surjan más personas con el interés de emprender, pero también que se plantean una gran pregunta: “Pero ¿cómo comienzo?”.

 

Para tener una idea de lo importante que es el emprendimiento en la realidad económica del país, hay que recordar, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, que hay 1.5 millones de estas últimas en el país, que representan el 98% de las empresas dominicanas y que generan el 54.4% de los empleos del país.

 

Pero emprender significa, la más de las veces, invertir dinero para constituir un negocio, ya sea para correr con los costos legales de la apertura, la compra o alquiler de un local o equipos, o los gastos corrientes de los primeros momentos del emprendimiento.

 

Antes estas obligaciones, las personas se plantean otra gran disyuntiva al emprender: “¿Lo hago con mi dinero o a través de financiamiento?”.

 

La realidad es que en América Latina las fuentes de financiamiento institucionales son limitadas. En el sector bancario en ocasiones se pagan intereses muy elevados por préstamos para emprendimiento o, en su defecto, son muchos los requisitos, los cuales no se cubren todos, en especial cuando se emprende por primera vez.

Me financio mi emprendimiento

Desde que empiezas a planear tu emprendimiento debes tener cuidado con no exponerte a una forma de endeudamiento que sea nociva para ti.

 

Y muchas veces no solo se trata de factores meramente financieros. Veámoslo en detalle a continuación.

 

Financiarse uno mismo ahorra visitas a los bancos, rondas de negociaciones para buscar inversionistas o la identificación de socios. Te permite, en teoría, entrar más rápido en el juego.

 

Pero lo otro que puede ocurrir, si no pones un límite, es que puedas perder mucho de tu patrimonio.

 

Los emprendimientos pueden no resultar en el tiempo, es una posibilidad. De modo que debes preguntarte si estás dispuesto a invertir todo, absolutamente todo tu patrimonio (casa, vehículo, propiedades, maquinaria) en el emprendimiento. ¿Es la mejor solución?

 

Si decides recurrir al autofinanciamiento, lo correcto es que pongas un límite y conserves aquella parte del patrimonio que te da estabilidad.

 

Puede tratarse de la casa que compartes con tu familia o del fondo de emergencias o de ahorro que has creado para la estabilidad de los tuyos.

 

Debes preguntarte: “Si esta iniciativa no funciona, ¿conservaría recursos que me permitan levantarme?”. La casa te puede servir de techo para tus seres queridos, pero también de oficina, local o depósito para tu próxima actividad emprendedora.

 

Invertir más de la cuenta puede derivar en pérdidas que nos dificulten luego levantar cabeza. Y es que el emprendimiento, bien entendido, también implica momentos de éxitos y de fracaso. Pero el emprendedor de verdad aprende de su experiencia y afina el sexto sentido para detectar cuándo hay que ser cauteloso y cuándo, osado.

 

¿Lo ves? Este tipo de decisiones se toman sacando cuentas (cuánto de mi patrimonio es intocable) y también evaluando los compromisos. Una persona soltera tiene más flexibilidad para emprender que aquella que debe hacerse cargo por la educación de sus hijos o los cuidados propios de la vejez de sus padres.

Emprendo con financiamiento bancario

Cuando se pide financiamiento a una entidad financiera se toma en cuenta un presupuesto del funcionamiento del negocio.

 

Pero este paso debe ser realizado cuidadosamente. Si se llegan a obviar elementos (como las contrataciones o las subcontrataciones, equipamiento, servicios conexos, etc.), el financiamiento se quedará corto y comenzarán fallas y tropiezos operativos en tu negocio.

 

Pero, por otra parte, ¿es correcto pedir todo por la vía del préstamo bancario? No necesariamente, allí es donde te toca ser meticuloso.

 

Por ejemplo, en el comienzo conviene más rentar equipos que comprar todo lo necesario para la generación de tu producto o servicio.

 

Recuerda: que el banco te haya abierto las puertas es un voto de confianza, no lo malgastes, pide el dinero estrictamente necesario. Lo contrario sería incurrir en un sobreendeudamiento.

 

Y con el sobreendeudamiento ocurren dos problemas:

 

  Carga innecesaria. Cuando tu negocio comienza a alzar vuelo, este se puede ver frenado por lo que tienes que gastar de más en una deuda que ha podido ser menor.

  Generar más dificultades para la recuperación. En caso de que la iniciativa no marche según lo esperado, te llevará más tiempo subsanar la deuda y emprender el camino de la recuperación económica.

 

Me financio a través de amigos o familiares

 

Después de todo, a Jeff Bezos, el dueño de Amazon, le funcionó. Él buscó inversionistas entre sus familiares y amigos. Sus padres aportaron 300,000 dólares.

 

Es una historia de financiamiento familiar con final feliz, pero la verdad es que no todos los emprendimientos que empiezan así terminan con una persona multimillonaria que viaja al espacio en sus ratos libres.

 

Hay que sopesar si la relación familiar y de amistad puede soportar la posibilidad de un fracaso en el desarrollo del negocio.

 

Esto puede afectar las relaciones que se han formado y cultivado por años. Y otra cosa que se ha detectado de este tipo de financiamiento es que los emprendedores pueden quedar tan afectados, por el sentimiento de culpa, que luego desarrollan un gran temor a emprender de nuevo.

 

Pero, de nuevo, nada está escrito sobre piedra, así que debes sopesar todos los matices, entre ellos tu capacidad para reponer el dinero en caso de que las cosas no resulten como estaban planeadas.