Consejos para abordar problemas de deudas desde un enfoque emocional 

03.03.22 01:52 PM By Jennifer

Afrontar dificultades económicas requiere implementar planes de ahorro, de pagos y hasta negociaciones

En más de una oportunidad nos surgen imprevistos: la pérdida del empleo, la enfermedad propia o de un ser cercano, disminución de las ventas en nuestro negocio, etc.

 

Todos ellos escenarios que complican nuestros gastos corrientes. Y si, encima, hemos contraído una deuda con algún banco, lo más seguro es que nuestras preocupaciones se intensifiquen.

 

Nuestra cabeza, primero, y el resto de nuestro cuerpo, después, se convierten en una caldera a punto de reventar, algo como esto:

 

“En ese momento su mente se había convertido en una arena en la que hubiera muchos luchadores peleando. Cada pensamiento que surgía chocaba con algún otro pensamiento ya presente, y era incapaz de pensar en nada.

 

“De repente, mientras caminaba, su tristeza estuvo a punto de salir en forma de vómito, y se le ocurrió, ¿qué se le ocurrió?, que, dado el estado de impotencia en que se hallaba, podía parar a ese hombre que pasaba a su lado a grandes zancadas. Estuvo a punto de decirle:

—Oiga, no me encuentro bien.”

 

El fragmento que acabamos de leer pertenece al cuento “El grito” del escritor Hasan Manto. El protagonista de la historia es un padre de familia que, luego de pagar puntualmente el alquiler durante cinco años, se retrasa un par de meses para cubrir los gastos de una repentina enfermedad de su esposa. Pero su casero no lo entiende, sino que lo humilla.

 

En este pedazo de la historia se evidencian varias manifestaciones del estrés financiero:

 

  Dificultad para pensar con claridad.

  Necesidad de expresar tristeza, frustración y rabia.

  Estado de impotencia.

  Anhelo de comprensión.

Primeros auxilios para nuestras emociones

¿Qué debemos hacer cuando tenemos problemas económicos o de deudas? Debemos tomar medidas financieras, pero en paralelo atender nuestras emociones.

 

De lo contrario, no podremos llevar a buen puerto nuestro plan de rescate. Aquí están los pasos a seguir para revisarnos y actuar con sensatez:

 

1.  Aceptar los problemas financieros o de deudas

Lo primero es no caer en el autoengaño, aceptar que hay un problema de endeudamiento al que hay que hacer frente y que exigirá, entre otras cosas, una temporada de austeridad.

2.  Conocer nuestras emociones

Tomarse un tiempo a solas e identificar cuáles son las emociones que estamos sintiendo: miedo, inseguridad, rabia, tristeza, impotencia, etc. Ese primer reconocimiento tiene que estar exento de juicio. Esto ayudará en mucho a nuestra autocomprensión.

Lo siguiente es ver cómo esas emociones se manifiestan. Por ejemplo, peleo con las personas a mi alrededor, como más o como menos que antes, fumo más, me aparto de los otros.

Ese autoexamen nos puede ayudar a advertir y a corregir, tempranamente, comportamientos nocivos que solo agravarían nuestros problemas. Los vicios, por ejemplo, no nos sacarán del endeudamiento, tampoco enemistarnos con quienes nos quieren.

3.  Trabajar en el balance de las emociones

Uno de los riesgos en este tipo de circunstancias es que se afecte la autoestima.

Para evitarlo, enfócate y recuérdate tus potencialidades. Las ocasiones en las que has usado el ingenio para salir de problemas, las amistades y afectos que has ganado y mantenido, los halagos que has recibido por tu trabajo, los momentos afectivos importantes de tu vida.

Todo ello te recordará cuáles son tus virtudes, cómo has ganado afecto de otros, quienes te consideran importante y las habilidades que eres capaz de potenciar.

4.  Relájate. Sí, relájate

Tómate el tiempo para estar en paz. Haz largas caminatas para serenarte.

  También puedes hacer ejercicios, en casa o al aire libre. Esta actividad permite liberar endorfinas, lo que se traduce en sentir más satisfacción personal, más relajación y menos dolores físicos. Los cuales, por cierto, suelen agudizarse en las personas con problemas de endeudamiento.

Haz ejercicios de meditación. Los estudios más recientes indican que esta práctica puede ayudar con el control de la ansiedad y la depresión, así como con el insomnio, los dolores físicos, entre otras afecciones.

5.  Comunícate


Lo peor que puedes hacer es aislarte de los demás. Puertas adentro, en casa, es necesario que hables con honestidad sobre tu situación financiera con tu pareja, tus hijos o tus padres.

También visita a tus amistades y habla con ellas, en especial con aquellas que suelan ser más abiertas, comprensivas y más dispuestas a escuchar a los demás.

El contacto con los otros te puede permitir sentir afecto, apoyo, ver tu problema desde otro punto de vista y encontrar sugerencias de posibles soluciones.

En el cuento de “El grito”, más adelante en la historia, el protagonista manifiesta esa necesidad tan humana de comunicarse y pedir ayuda:

“De repente, mientras iba pensando todo eso, se le ocurrió que podía quedarse de pie en medio del mercado, parar el tráfico y empezar a soltar a grito pelado todo lo que se le pasara por la cabeza, para que se le vaciara por completo el pecho, o también se le ocurrió que, allí mismo, donde estaba, podía empezar a gritar: «¡Socorro!». «¡Salvadme!»”.

Pedir ayuda es totalmente necesario y válido.

6.  Actúa con serenidad

Todo lo anterior debería ayudarte a poner tus emociones en mayor control y, por tanto, despejar un poco tu cabeza para ponerte en acción y salir de tu deuda.

Estas acciones pueden implicar buscar un nuevo empleo, ingresos adicionales, refinanciamiento de tu deuda, negociar con tu banco o inyectarle dinamismo a tu negocio.

Todo ello pasa por poner en práctica un plan de ahorro y de pago. En este artículo puedes descubrir técnicas de pago de deuda.

Si los síntomas persisten

En caso de que hayas intentado todo lo anterior y todavía persista una fuerte sensación de desconcierto y ansiedad, debes recurrir a ayuda especializada.

 

La atención psicológica puede ser una gran herramienta en momentos de gran presión, pues es posible que a los problemas económicos también se estén sumando otros de índole más personal.

 

De seguro te estarás preguntando: “Si tengo problemas financieros y de deudas, ¿de dónde saco dinero para costear la atención psicológica?”

 

Busca iniciativas de atención psicológica solidaria, que en ocasiones se ofrecen en las universidades (con la carrera de Psicología), hospitales públicos, organizaciones no gubernamentales, instituciones religiosas y grupos de apoyo.

 

Investigaciones psicológicas han determinado que los conflictos con endeudamientos pueden tener repercusiones en la salud.

 

Por ejemplo, un estudio hecho en 2012 en Chile deja entrever que las deudas que no cuentan con garantías pueden afectar el bienestar psicológico de las personas, incluso derivar en síntomas depresivos.

 

En especial aquellas contraídas con prestamistas, debido a los factores de los altos intereses, lapsos de cobro muy breve y presión intensa para la realización del pago.

 

Otros estudiosos de la psicología han descubierto vínculos entre niveles de endeudamiento y la prevalencia de la depresión posparto.

 

Con todo esto queremos decirte que debes llevarle la delantera a las dificultades financieras y de endeudamiento.

 

Recuerda: no obvies el problema, identifica tus emociones, recuerda tus logros y tus fuertes como persona, comunícate, despeja tu mente y planifica soluciones con serenidad. Y sí, es de humanos pedir ayuda; hazlo.